CAMPER/CAMPING, GENERAL

¿De camping con el Escarabajo?

No hace falta decir a estas alturas que este año está siendo extraño por decirlo de alguna manera. Tras haber superado la desescalada y en plena fase de lo que se hace llamar «nueva normalidad», los casos de covid-19 y rebrotes están volviendo a presentarse a niveles tan peligrosos en ciertas regiones que nos hacen temer una vuelta al confinamiento. No, esto no es un blog para tratar sobre el coronavirus de marras y tampoco quiero extenderme en opiniones personales al respecto, pero como ya dije en anteriores post, es inevitable no mencionarlo ya que estamos condicionados a sus designios. Es lo que nos ha tocado vivir y esperemos que todo pase. Así pues, hemos aprovechado para tomarnos una semana de vacaciones donde siempre y como «casi» siempre. Tenemos suerte de vivir en una región (Asturias) aún con pocos brotes y no estar considerada de riesgo y de igual forma, nuestro destino tradicional de veraneo está en una situación similar e incluso mejor.

Nuestros planes anuales eran, como siempre, darle el uso a nuestras querida «Salchicha», la Volkswagen T2 ’72 que por estas fechas siempre recibía el tratamiento de camperización provisional. Sin embargo, prudencia obliga, y alojarnos en un camping con furgoneta -el camping de siempre- suponía tener que compartir zonas comunes como duchas y baños. Más teniendo en cuenta que uno de nosotros es persona de alto riesgo. Decidimos, por tanto, dejar aparcada La Salchicha y alquilar un bungalow. Este año iríamos en el Escarabajo, más rápido y personalmente, más confortable. Sin embargo, se nos presentó un pequeño contratiempo: el único bungalow disponible para las fechas era tan básico que no disponía de cocina y su nevera era de capacidad limitada.

Así pues tocaría emular a los antiguos turistas que a mediados del siglo pasado se desplazaban durante las vacaciones en modestos utilitarios cargados hasta las trancas, familias enteras inclusive. Caeremos en el tópico del SEAT 600 durante esa época denominada Desarrollismo, pero a decir verdad, es la más ilustrativa e icónica de esa época nostágica que duró hasta bien entrados los 70’s. Por otra parte, ya teníamos experiencia en viajar de tal guisa, pues durante nuestros primeros años incluso nos alojábamos en tienda de campaña… opción que desechamos ya hace una década cuando llegamos a cierto nivel de edad y… aburguesamiento (por llamarlo de alguna manera).

Gracias a aquellas experiencias del pasado y también a movernos estos últimos años en furgoneta camperizada, el equipar el coche con lo necesario para pasar una semana en un camping fue más sencillo de lo que en un principio puede parecer. Claro está que para una pareja sin niños, cargar un utilitario pequeño para las vacaciones no es tan problemático… aunque si antaño se podía, hoy también ¿no?. Empezaremos entendiendo una particularidad del Volkswagen Escarabajo y de muchos coches con motor trasero: su par de maleteros de poca capacidad.

En los Volkswagen con suspensión convencional de barras de torsión, la zona delantera para el equipaje es muy escueta, encima del depósito de gasolina. El volumen se cifra en unaos 130 litros. Sin embargo, en los 1302 y 1303 «Superbeetle» con suspensión McPherson (muelles) la capacidad aumenta hasta el doble. Tras los asientos traseros hay otro espacio para equipaje de aproximadamente 140 litros.

Nuestro caso es un Vokswagen de chasis tradicional con barras de torsión delanteras. Por suerte, y desde hace años, ya tenemos maletas y bolsas que encajan perfectamente en el maletero delantero. De esta forma, elegimos llevar la ropa en dicha zona. Y creedme que ahí va equipaje de sobra para una semana.

Para el espacio de carga trasero se accede abatiendo el respaldo del asiento. Más corto y vertical que el delantero. Ahí llevamos la parte correspondiente a la cocina e incluso una caja de herramientas básica para salir de algún apuro mecánico. O la imprescindible sombrilla de la playa. Para llevarlo todo bien ordenado y almacenado empleamos una práctica caja de plástico que es a misma que tenemos para la T2 tal como expliqué en este post sobre camperizar: Pequeña guía para iniciarse en el mundillo camper (y no morir en el intento)

Cocinita de cartuchos, todo lo necesario para la cocina, un saco de dormir…»por si hace frío», la sombrilla y una caja con herramientas básicas. Para evitar miradas indiscretas cuando está aparcado existen tapas para ocultar el equipaje (aunque también es muy sencillo fabricarse una)

El dilema fue si deberíamos llevar o no una nevera y al final decidimos llevar la nevera a compresor de la furgoneta (de 38 litros). Y es que no sólo nos sirvió para complementar el limitado electrodoméstico del bungalow, sino que resultó ser muy práctica como espacio de almacenaje en el coche durante el viaje. Seguridad manda y se ancló firmemente al respado gracias a dos cinchas. El resto fue repartido en mochilas entre ambos asientos. Y si es necesario, bajo ambos asientos delateros aún hay hueco para llevar más cosas. En total… más de 55 kg.

Tras esta experiencia incluso ironizábamos durante el trayecto cada vez que veíamos aparatosos monovolumenes y SUV’s cargados hasta arriba con cofres en el techo. Claro está, que nosotros jugábamos con la ventaja de ir solos en pareja, pero también es verdad que de ir con niños la opción de equipar al coche con una baca vintage sería la solución para viajar con estilo y nostalgia.

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