Por todos es bien sabida mi pasión por la Fórmula 1, así que hoy me veo obligado a despedirme de uno de los grandes nombres que ha dado este deporte: Sir Frank Williams. Tras de sí deja nada menos que 9 Campeonatos de Constructores y 7 Campeonatos de Pilotos desde la fundación de su equipo en 1977. Por desgracia también se le recordará por ser el equipo donde en aquel fatídico 1 de mayo fallecía Ayrton Senna. Igualmente, a pesar de este halo de leyenda, durante los últimos años el equipo Williams atraviesa una profunda crisis que lo ha llevado no sólo a ocupar las últimas plazas de la parrilla, si no tambien a tener que ser vendido en 2020 a un grupo financiero.

Siempre se le asociará a su serio rictus sobre una silla de ruedas, pues en 1986 sufrió un aparatoso accidente al volante de su Ford Sierra mientras circulaba a toda velocidad (costumbre que sus más allegados criticaban) por una carretera francesa. Y quizás, esa estampa tan icónica es la que muchos aficionados que empezamos a seguir este deporte desde niños más nos marcó (junto con el rostro quemado del también desaparecido Niki Lauda).

Tras probar suerte como piloto, a partir de 1976 funda un equipo de competición adquiriendo varios monoplazas de F3 y F2 . Nace así Frank Williams Cars, que dará paso a la categoría reina en 1969 con un Brabham BT26A – Cosworth. No será hasta 1972 cuando presenta su primer chasis propio. En 1976 el empresario Walter Wolf adquiere el 60% del capital de su equipo…y lo despide a final de esa temporada. Es en 1977 cuando Frank se asocia al ingeniero Patrick Head para formar un nuevo equipo: Williams Grand Prix. Sus primeros resultados no son nada buenos pero en 1979 se alzan con el subcampeonato y en 1980 consigue su primer título mundial con Alan Jones al volante.

En 1983 se le escapó la oportunidad de fichar a un joven y prometedor piloto brasileño que ese año se había alzado con el campeonato de F3 británica: Ayrton Senna. Senna se subió por primera vez a un F1 de la mano de Frank Williams, que le cedió uno de sus monoplazas, un FW08C, para rodar durante un día. Hasta 83 vueltas, nada más y nada menos, que le sirvieron no sólo para tantear lo que supone la máxima expresión del automovilismo, si no batir el récord absoluto en el circuito de Donnington Park y mejorar los registros del piloto probador oficial de Williams, Jonathan Palmer. Sin embargo, tanto Frank como Ayrton no llegaron a un acuerdo, pues las condiciones ofrecidas por el equipo británico no se ajustaban a las exigencias del futuro campeón brasileño.«Williams no negocia con pilotos jóvenes y sin experiencia» , se dijo.

No sería hasta 1994, ya con Senna convertido en una auténtica leyenda con dos Campeonatos a sus espaldas, cuando Williams apostaría por él. Lo que sucedió ese año, todos lo sabemos.

Tras varias temporadas en las que Damon Hill y Jacques Villeneuve serían últimos campeones a su servicio, con el inicio del nuevo siglo y a pesar de los resultados prometedores de la mano de Juan Pablo Montoya (2001-2004), el equipo sufriría una serie de altibajos. Claire Williams, su hija, tomaría las riendas del equipo en 2013, siempre bajo la atenta mirada de Frank, pero la situación financiera y sus malos resultados deportivos obligaron a la venta de la empresa en 2020.
Concedida la Orden del Imperio Británico en 1986, en 1988 sería nombrado Caballero de la Orden del Imperio Británico. Una costumbre mía es llamar Sir a todas aquellas persoas que se lo han ganado merecidamente. Este es el caso de Sir Frank Williams.
