EDITORIAL/REFLEXIONES, GENERAL

Fase 1

Poco a poco, sin prisa pero sin pausa, España trata de volver a la normalidad… aunque cada vez hay más dudas si se va a conseguir alcanzar nuestra forma de vida antes del COVID-19. No es niguna broma, esta pandemia que a todos nos ha pillado despistados ya se ha cobrado 28.700 vidas en mi país. Pero parece que hay luz al final del tunel y tras superar dos meses confinados y prácticamente una paralización total de actividades, ya estamos en plena desescalada. Mañana algunos entraremos en la Fase 2, que supone la eliminación de franjas horarias para los movimientos, un mayor aforo en los comercios o la apertura de playas. Es un plan gubernamental basado en cuatro fases: Fase 0, Fase 1, Fase 2 y Fase 3. Aplicable a cada región y Comunidad Autónoma según criterios de seguridad sanitaria y con una duración mínima cada una de dos semanas (periodo de incunación del virus). Según evolucionen los contagios, se puede pasar a la siguiente fase o se prorroga.

Asturias ha sido una de las primeras comunidades en pasar a la Fase 1. Si bien en la Fase 0 aún existía un confinamiento masivo en el que sólo se permitían desplazamientos a los puestos de trabajo «esenciales» y el paseo con niños y/o mascotas, con la Fase 1 se reanudaban algunos negocios de hostelería, peluquería, etc… siempre con aforos controlados, distanciamiento social y el uso de mascarillas. Y lo más importante, el poder desplazarse a otras residencias o localidades siempre y cuando no se saliera de la propia Comunidad Autónoma.

En Asturias hemos estado en Fase 1 desde hace dos semanas, todo un privilegio que no todas las regiones han podido disfrutar, y sin embargo, extremando precauciones por ser mi mujer persona de alto riesgo, decidimos atrasar cualquier actividad extralaboral o no esencial hasta última hora de esta fase tras comprobar que los resultados de esta desescalada estaban resultando positivos. Así pues, tras dos meses sin salir a la carretera, por fín arrancaba el Escarabajo rumbo al pueblo para pasar el día y regresar de nuevo. Tocó hacerle un lavado manual y sobre todo, un repaso a todas las partes cromadas, ya que antes del confinamiento, el invierno había dejado su huella…

Para los cromados que empiezan a matizarse o presentar ligeras picaduras de óxido, nada mejor que una pasada con «Algodón Mágico» de Sidol. ¡todo un clásico de nuestras abuelas!. Es un cuidado básico para que estos elementos aguanten años y años brillando como el primer día. Recordad que este coche es casi de uso diario, se mueve por una región lluviosa y húmeda cercana a la costa y de vez en cuando hasta se adentra por zonas industriales con niveles altos de contaminación. Tras quince años a sus espaldas, aún aguantan gracias a estos cuidados periódicos.

Para acabar la jornada, nada mejor que una parrillada en familia antes de regresar a la «nueva rutina» y en espera de que todo vuelva a la normalidad

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