Hace cuarenta años, sobre la pantalla del cine Arango de Gijón comenzaban a sonar los primeros compases del “Canon de Pachelbel”. Tras un breve plano fijo, la cámara hacía un barrido panorámico de una ciudad industrializada. Era el comienzo de lo que un año después sería la primera película española galardonada con un Oscar de la academia de Hollywood: “Volver a Empezar”. A día de hoy me resulta imposible no emocionarme con alguna de sus escenas, cierto es que debido a una nostalgia por los tiempos pasados de mi niñez y la deliberada atmósfera musical que la rodea. No voy a extenderme más sobre una obra sobre la que mucho se ha escrito y hablado pero que en cambio, parece no recibir el reconocimiento que se le merece.
Varios han sido los factores que me han llevado a hacer este humilde homenaje fotográfico a la obra de José Luís Garci. El principal, plasmar los cambios sufridos durante estas últimas cuatro décadas en la ciudad de Gijón y otras localizaciones asturianas que aparecen en la película. Y segundo, conseguir o al menos intentar que todos aquellos que, fruto de la edad y en pleno síndrome de la Edad Dorada, eviten seguir con ensoñaciones tipo “antes todo era más bonito” y tengan un sentido más autocrítico…
Rodada entre septiembre y noviembre de 1981, se estrenó un 11 de marzo de 1982 en el Teatro Arango de Gijón. El éxito fue más bien modesto y tampoco acabó gustando del todo a la crítica, aunque se reconocieron las magistrales interpretaciones de sus protagonistas, destacando en especial una escena cumbre entre Antonio Ferrandis y José Bódalo que por méritos propios sería ejemplo de cómo transmitir sentimientos sin apenas mencionar palabra. Sin embargo, fuera de Asturias la afluencia de público a las salas fue aún más escasa. No está de más decirlo, pero recuerdo como incluso fue denostada por algunos sectores argumentando en que era un “aldeanismo” acudir a las salas para ver imágenes de Gijón. Y es que la atávica rivalidad con Oviedo siempre ha excedido los límites futbolísticos, extendiéndose al resto de ámbitos. Y bien cierto es que las escenas de Gijón ocupan buena parte del metraje hasta casi parecerse una promoción turística, pero acaso ¿cuántas veces ha tomado este recurso Woody Allen sobre “su” New York u otras ciudades? Finalmente, al conseguir el Oscar a la mejor película extranjera el 12 de abril de 1983, regresó a las salas de cine alcanzando un éxito de taquilla que no tuvo en su momento. La historia puede decir que es sencilla, pero no por ello, menos emotiva. Incluso se le critica de excesivamente sensiblera. El profesor de la Universidad de Berkeley Antonio Miguel Albajara regresa a su Gijón natal tras ganar el premio Nobel de Literatura y vivir en el exilio durante la dictadura. Allí se reencontrará con viejas amistades y su antiguo amor de juventud. El film se situa cronológicamente en un periodo clave de la Historia de España, con la Transición democrática recién pasada y la pistola de un fallido golpe de estado aún humeante. Esto le da un carácter particular a pesar de que la escena de la llamada telefónica en su día generó discrepancias y hoy en día, desde la perspectiva actual y descontextualizada, quizás pueda parecer hasta ridícula. Dicho esto desde el más profundo respeto hacia el director.
A lo largo del mes de febrero del 2022 he tratado de plasmar las mismas imágenes que rodó con su maestría habitual José Luis Garci para presentarlas públicamente justo durante el 40º aniversario de su estreno. Mi mayor error, para ser más fiel al original, ha sido no haberlas tomado durante el otoño del año pasado, pero entre falta de tiempo, la dichosa COVID y demás, retrasaron el proyecto. Esto es el fruto de combinar mis aficiones por el cine, la fotografía y la pasión de conducir un automóvil clásico.
Para llevarlo a cabo he tenido que recorrer cerca de 400 kilómetros al volante de mi Volkswagen Escarabajo, emulando el mismo recorrido que sus protagonistas: Gijón, San Esteban de Pravia, Muros de Nalón, Cudillero, Covadonga… aunque lo ideal hubiera sido haberlo realizado en un Renault 5 similar al de la película. Bien es cierto que de haberlo hecho en 1981/82, el entonces coche de mi familia era un Escarabajo, así que en ese sentido, he sido más fiel a mi infancia. Como anécdota, durante la primera sesión fotográfica, planeada en Muros del Nalón, no llegamos al destino pues tras recorrer 45 km, una inoportuna rotura del cable del acelerador nos dejara tirados ¡empezábamos bien!
El proyecto comenzó, no podía ser de otra forma, con el visionado, una vez más, de la película, para a continuación, hacer capturas de los momentos precisos. Esta labor me la facilitó la web de RTVE. Lo siguiente sería planificar el momento para tomar cada foto, tarea complicada ya que no sólo dependía de la climatología, si no del escaso tiempo libre que dispusiéramos fuera de nuestra jornada laboral. Como no me conformaba sólo con las fotos, también busqué datos y fechas tanto sobre su rodaje, como de sus protagonistas, localizaciones y los cambios experimentados por éstas a lo largo del tiempo. El servicio de hemeroteca digitalizada en pdf fue mi mejor aliado para esto. De igual manera, también voy a exponer algún comentario personal de cómo recuerdo aquel tiempo, sin caer, eso espero, en la tan peligrosa nostalgia distorsionadora. Finalmente, una simple tablet con los fotogramas archivados me sirvieron de guía para tratar de aproximarme lo máximo posible a la escena original. Todo esto, por supuesto, con la complicidad de mi pareja, que sin ella, no hubiera sido posible.
Aunque no aparezca en la película, arranco con una foto del teatro Arango, local de la première mundial del film que originalmente iba a titularse “Begin the Beguine” como la canción de Cole Porter que aparece versionada varias veces a lo largo del metraje al piano de Jesús Glück, pero que por derechos de autor no pudo ser y finalmente se presentó con su nombre castellanizado: “Volver a Empezar”. Por esa razón, veremos carteles o menciones a la película con uno u otro título, incluso con ambos, dependiendo de la fecha. En el día del estreno de aquel ya lejano 11 de marzo de 1982 a las 19:45 se consiguió un lleno absoluto, con unos 1.100 espectadores, entre los que se encontraba el propio Garci.

El teatro Arango fue inaugurado en 1951, echando su cierre en 1999. En 2005 pasó a ser una clínica de Corporación Dermoestética hasta que dicha franquicia quebró diez años después. Desde 2019 es un restaurante Burger King. Mantiene la fachada al estar catalogada como Patrimonio

El recorrido fotográfico lo haré cronológicamente tal como va presentándose a lo largo del metraje. Y en varios post para no saturar demasiado. También he creado la cuenta de Instagram @volveraempezar_1982_2022 para darle una mayor difusión pública.
Suena el “Canon de Pachelbel”. La cámara enfoca al cielo y comienza a bajar. Unas vías de tren tomadas desde la altura dejan paso a un barrido panorámico lateral donde se presenta una ciudad industrial. Estos primeros minutos del film son precisamente los que más trabajo me han costado plasmar pues es una zona de la ciudad que ha experimentado uno de los cambios más radicales.

En la actualidad la pasarela peatonal desde donde se tomaron las imágenes no existe al igual que la mayoría de edificaciones. Lo que vemos a la izquierda era nada más y nada menos que una fábrica siderúrgica en plena ciudad y cercana al barrio de El Natahoyo. La antigua Fábrica de Moreda, integrada desde los 70’s en el consorcio siderúrgico ENSIDESA, cerró en 1985 tras más de 100 años de actividad. En 1991 la pasarela fue derribada y sobre los terrenos del complejo industrial se erigió un barrio que recibirá el nombre de Moreda en su honor. Hoy goza de más de 2.000 habitantes y espacios verdes atravesados por un río.

De ahí el problema de localizar con exactitud el punto del rodaje. Sin embargo podemos hacernos una idea tomando algunas referencias. Erróneamente uno puede pensar que se trata de la actual pasarela que conecta lo barrios de Laviada (avda. Carlos Marx y avda. Portugal) con El Natahoyo e incluso la pasarela peatonal del parque de Moreda, pero nada más lejos de la realidad. Los vestigios de unas antiguas vías de tren también pueden dar a esa confusión, pero debemos de tomar como referencia que el tren que aparece en la película circula por la antigua Estación del Norte, que coincidiría con la actual avda. Juan Carlos I, vial también desaparecido y que explicaremos poco más adelante.

En la actualidad, además del mencionado Barrio de Moreda también se ubica la comisaría de Policía Nacional y un amplio parque verde ideal para realizar actividades físicas. Apenas existe un recuerdo de su pasado industrial, salvo el nombre. El Natahoyo también ha cambiado notablemente, con nuevas edificaciones.



Los astilleros dejaron paso a mediados de los 90’s a una playa urbana artificial (Poniente) y edificios de lujo. Este suceso inspiró el guión de otra película, “Los Lunes al Sol” (2002) de Fernando León de Aranoa, que aunque inicialmente iba a estar ambientada tras la reconversión industrial del sector naval de Gijón, finalmente se modificó el guión para rodarse en Vigo. Como guiño, las escenas iniciales corresponden a los disturbios reales de Gijón. Las obras arrancaron un agosto de 1994.


Realmente cuesta trabajo imaginarse como era esta zona hace cuatro décadas… La Playa de Poniente, tras estos edificios acristalados y asentada sobre los antiguos terrenos de Astilleros del Cantábrico se inauguró el 3 de mayo de 1995, contando con la presencia del entonces Presidente del Gobierno, Felipe González.


Una vista de Gijón desde la antigua pasarela…

Hoy difícil de reproducir debido a lo ya mencionado. Por ejemplo, la última grúa fue desmantelada en 2009. Tomé el horizonte como referencia, en particular a partir del edificio más alto visible en el film. Sin embargo he tratado de aproximarme a ella de dos maneras. Una, en cota cero donde supongo que debería estar aquella pasarela…

…y otra tomada a cierta altura desde la actual pasarela, en un punto intermedio entre ambas imágenes.

Para el resto de escenas ya lo tuve mucho más fácil, por suerte.
Primera aparición del protagonista personificado por el recordadísimo Antonio Ferrandis (1921-2000). Aquí interpreta a Antonio Miguel Albajara, profesor de la Universidad de Berkeley, que tras ganar el Premio Nobel de Literatura regresa a su Gijón natal. Llega en tren a la Estación del Norte y alquila los servicios de un taxi. El modelo se trata de un Chrysler 180 Diesel, un vehículo que desde la perspectiva tanto de la época como sobre todo en España, se consideraba de gran empaque, por encima de la media. De origen anglo-francés y escaso éxito en otros mercados, también se fabricó en la factoría de Barreiros en Villaverde (Madrid) donde además recibió un motor diesel propio del fabricante español (C-24) que lo hizo apropiado para taxistas. Al contrario de lo que estamos acostumbrados en los últimas dos décadas, por entonces los propulsores diesel eran lentos, ruidosos y poco agradables. Sólo apropiados para personal que realizara grandes recorridos anuales que compensaran su alto precio de adquisición y pobres prestaciones. Sirva de ejemplo que este Chrysler se conformaba con 60cv sacados de 1.918 cc con lo que a duras penas pasaba de 130 km/h. De sus humos y emisiones contaminantes mejor ni hablamos. Presenta los colores típicos de los taxis gijoneses anteriores a febrero de 1980.

La entonces denominada Estación del Norte se inauguró el 23 de julio 1873 y cesó su actividad e 29 de enero de 1990. En octubre de ese mismo año se anunciaba el proyecto de un futuro Museo del Ferrocarril. Con un gran retraso (estaba anunciada para 1992), la inauguración tuvo lugar el 22 DE OCTUBRE DE 1998, contando con la presencia con el entonces Príncipe de Asturias D. Felipe de Borbón al coincidir en fechas con los premios que llevan su nombre en Oviedo. Así luce hoy. La casualidad quiso que delante pasara en ese momento un taxi Toyota Prius, modelo que goza de mucha popularidad entre el gremio profesional y todo un referente que en su lanzamiento inicial revolucionó el concepto de coche híbrido (combustión + eléctrico). Un vehículo que en tráfico urbano se desplaza sin emitir ruido y con total suavidad gracias a su propulsión eléctrica durante esas circunstancias.

Continúa sonado el Canon de Pachelbel y nuestro protagonista llega delante del emblemático Cine Robledo.

Hoy se encontraría con una edifico de oficinas cuyos bajos están acondicionados para una tienda de ropa. Pero durante estas cuatro décadas han pasado por más avatares. Inaugurado en 1917, cerró sus puertas a la actividad cinematográfica en el verano de 1991. Gracias a estar catalogado como Patrimonio se restauró la fachada, pasando a ser un bloque de oficinas y a finales de 1993 sus bajos albergaron un…McDonald’s hasta que este se trasladó a otra ubicación en 2015. Al poco se trasformó en la actual tiende de una cadena de ropa.

Posiblemente una de las escenas más recordadas de la película, al menos para los gijoneses más nostágicos,

Ubicado en la Calle Corrida, principal eje comercial de Gijón. Esta calle pasó a ser totalmente peatonal a partir de finales de 1984. La gente con mascarillas, reflejo de la pandemia que sufrimos desde 2020…

El antiguo letrero como vestigio de lo que fue en el pasado y que en la película estaría oculto tras los rótulos luminosos.

Paseo por el puerto, esta imagen refleja una de las anécdotas que los gijoneses más o menos veteranos aún recordamos con una sonrisa: el barco-discoteca. Aunque fue foco de varias leyendas urbanas sobre cómo llegó a quedarse ahí, la realidad fue bien distinta pero no por ello menos interesante. Botado en 1927 bajo el nombre de “Miguel Primo de Rivera”, se le cambió el nombre con la II República (1931) por “Ciudad de Algeciras”, años más tarde participaría en la Guerra Civil transportando personal y hasta de patrullero. Tras varios avatares acabaría atracado en el puerto de Gijón en 1976. Por problemas económicos ahí se quedaría y no hubo mejor ocurrencia que destinar su uso como cafetería durante el día y discoteca por la noche. Incluso como librería, pues recuerdo, siendo yo muy pequeño, el haber estado en su interior para comprar algún libro infantil… En 1984, debido al gran deterioro sufrido, es remolcado para su desguace.

Ahora ya no queda ni rastro de aquel añorado barco y las barcas de pescadores han dado paso a veleros y otras embarcaciones deportivas. Se pueden apreciar las “letronas” al fondo: uno de los reclamos turísticos más fotografiados de la ciudad, que tal como su apodo indica, se trata del nombre de Gijón escrito con grandes letras corporativas (de más de tres metros de altura y diez toneladas en total) realizadas en bloques de acero macizo colocadas en 2011

La playa de San Lorenzo vista desde el pedrero a pies de la iglesia de San Pedro


El edificio de la Pescadería Municipal, de 1928 aunque inaugurado en 1930. Durante el rodaje aún prestaba ese servicio.

En 1991 finalmente cesó esta actividad no sin polémica pues las pescaderas que allí tenían negocios opusieron resistencia a su expulsión. La idea inicial era reconvertir el edificio en un casino pero final, desde 1996 presta servicios administrativos del Ayuntamiento, tesorería y atención al ciudadano. Si eres gijonés y has tenido que pagar una multa, lo habrás pisado.

De nuevo el Puerto. Entonces pesquero, durante el rodaje coincidió con marea baja…bajísima, pues apenas recuerdo haberlo visto el fondo completamente sin agua. Al fondo puede observarse la rula y almacenes de pescadores. La ausencia de barandillas fue fruto de algún que otro susto y algún desgraciado accidente. También puede observarse las vías de las grúas por la acera.

En 1983 comenzó a proyectarse su transformación en puerto deportivo. En 1985 se inauguraron los primeros pantalanes. La antigua rula ahora es una sala de exposiciones y los almacenes, un restaurante.

Colegiata de San Juan Bautista, contigua al Palacio de Revillagigedo. El Renault 5 era uno de los coches más populares en el mercado español. El Peugeot 505 también era un modelo relativamente común aunque entre un público más acomodado.

Tras sucesivas restauraciones, la colegiata ahora luce mucho más limpia. La casualidad quiso que se cruzara en el mismo punto un Peugeot 308. Lo ideal hubiera sido un 508, su equivalente moderno. El semáforo regulador ahora da acceso únicamente para residentes al barrio de Cimadevilla.

De nuevo el Chrysler 180 recoge a nuestro protagonista delante del Palacio de Revillagigedo sito en la Plaza del Marqués. El color negro con la franja verde era el distintivo de Gijón (y prácticamente en el resto de España también eran negros combinados con franjas de otros colores). Durante el año de filmación estos colores ya estaban destinados a desaparecer, conviviendo con el actual blanco hasta la implantación definitiva de éste. ¿no os parece que además está muy sucio? Esto será casi una constante en otros automóviles presentes en el film. Y me parece que es un detalle bastante significativo.

En abril de 1990 se reformó la plaza para hacerla peatonal y cerrada al tráfico tal como puede apreciarse en los bolardos colocados a su alrededor. Igualmente la fachada recibió varias restauraciones, siendo la más destacada la reconstrucción de su escudo heráldico en 2004. Está abierto al público como sala de exposiciones y centro cultural.

Estadio de El Molinón. Nuestro protagonista, antes de dedicarse a la literatura jugó en el equipo local Sporting de Gijón, todo un guiño a la ciudad. Las grúas indican las obras que se estaban llevando a cabo para ampliar las gradas este y sur de cara al futuro Mundial de Futbol 1982. Más adelante veremos un partido entre el Atlético de Madrid y el Sporting celebrado el 18 de octubre de 1981 que se saldó con la victoria local con un 3 a 2. A día de hoy sería un resultado inaudito, pues las diferencias presupuestarias hacen que los equipos más modestos sean incapaces de plantar cara a otros equipos más potentes con sus fichajes millonarios. Aunque me confieso un total ignorante en el denominado “deporte rey”, el cual nunca me generó el más mínimo interés, puedo entender así a los seguidores del “against modern football”.

Supuestamente inaugurado en 1908, su última remodelación data de 2011, como obra póstuma de Joaquín Vaquero Turcios (1933-2010).En la actualidad el Sporting milita en la 2ª División.



Un simple luminoso era más que suficiente para indicar el escudo del equipo local

Ha dado paso a uno de diseño más esquemático que ocupa majestuosamente gran parte del envolvente del estadio.

Otra escenario que ocupa buena parte de metraje es el Hotel Asturias, situado en plena Plaza Mayor y a escasos metros de la Playa de San Lorenzo. El coche aparcado en la puerta es un Simca 1200, marca desaparecida en 1980.

El hotel sigue conservándose casi igual que en la película y lleva con gran orgullo y honor el haber participado en ella. De hecho, en su interior hay expuestas varios fotogramas enmarcados y para este 40º aniversario recibirá placa conmemorativa. Por su parte, la Plaza Mayor es peatonal y los únicos coches que vernos aparcados serán aquellos que esporádicamente trasladan a los novios durante las ceremonias de boda celebradas en el ayuntamiento.

Ferrandis observando desde la ventana de su habitación las vistas hacia la playa…

Que posiblemente sea una de éstas

Hasta aquí esta primera parte de fotos.
Continuaremos próximamente….
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