Pertenezco a esa generación que quedó fascinada ante la labor divulgativa del gran Félix Rodríguez de la Fuente (1928-1980), naturalista que introdujo muchos conceptos sobre ecologismo y medioambiente, bajo un criterio científico, en una época en que estos términos eran prácticamente novedosos entre la población y no una mera moda más (que es en lo que parece haber derivado en la actualidad). A él le debo esa atracción que tengo hacia la fauna y flora, así como el respeto hacia la naturaleza…lo cual, todo sea dicho, choca con mi actividad profesional y, algunos dirán, que incluso con la afición a la que dedico en este blog. Dejemos de lado estas reflexiones metafísicas. Félix también luchó por una idea que en su día podría denominarse como antipopular: la defensa y recuperación del lobo. Y sus documentales televisivos sirvieron de medio para transmitir su pasión por esta especie que hasta los años 70’s estaba considerada como una alimaña dañina que había que exterminar de la Península Ibérica. Gracias a sus trabajos, el lobo ibérico empezó a verse de distinta manera (aunque a día de hoy sigue creando polémicas y conflictos entre ganaderos).
El Centro del Lobo Ibérico de Castilla y León, situado en Robledo, un pequeño municipio cerca de Puebla de Sanabria, fue inaugurado en 2015 y recibió el nombre de «Félix Rodríguez de la Fuente» en su honor. Visita obligada, por tanto, para los admiradores tanto de este naturalista como interesados por el lobo, así que al segundo día de nuestra estancia en Sanabria decidimos invertir la mañana allí. La carretera de acceso es más que correcta, aunque nos encontraremos con algunos tramos excesivamente bacheados. El Centro cuenta con un amplio aparcamiento (por estas fechas, además apenas hay afuencia) a unos cien metros antes de llegar.


El centro tiene una función didáctica y educativa. Las visitas son guiadas y su principal actividad es la divulgación científica, incluido el de tratar de desterrar mitos y leyendas sobre este animal.

Tras una charla inicial, donde comprobamos la auténtica pasión y respeto con la que se trata a este animal, pero sin abandonar en todo momento el tono científico, pasamos a la observación de los lobos que en régimen de semi-libertad se encuentran repartidos en varios recintos. Actualmente cuenta con 14 ejemplares.
Impresiona ver a una de las cuidadoras rodeada de estos cánidos aunque ya nos avisaron que ya han tenido más de un susto con algún ejemplar. Se tratan de animales socializados (que no domesticados), algunos más que otros, pues depende de cada individuo así que la interacción debe hacerse con precauciones. De hecho, la cuidadora vestía resistente ropa de moto.






Tocaba una ligera ascensión (aunque a la gente menos ágil se le puede atragantar) para acceder a otro observatorio donde además, las vistas a la Sierra de la Culebra son espectaculares.




Un viejo molino, testigo del pasado

La visita duraría unas dos horas y media. Sinceramente, bien aprovechada y hasta se nos hizo corta. Ideal para amantes de la naturaleza. No dudaríamos en repetir experiencia.
Para más información: https://centrodellobo.es/
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